los más densos de la materia”.
En este proceso, cuando la información logra descender a la materia, explica, la energía se transforma en electricidad, logrando convertir la función de un determinado órgano. Posteriormente crea un impulso que permite que la persona procese esta información. “Como es una propuesta informacional, nosotros sabemos que somos seres de luz, que funcionamos con la luz, que sucede en el aspecto no visible de la luz y sabemos que esa información se porta en las ondas no visibles de la luz”.
Para Rosita, la ventaja de una sanación grupal en comparación con una individual, tiene que ver con que todos los participantes aportan con su información, obtenida por todas sus experiencias de vida. “Cada uno está ahí con esa información, y el paciente entra en resonancia con este nivel arquetípico. Ese es el valor que tiene el grupo”. Por eso, agrega, no importa si en las sanaciones los participantes saben o no medicina, porque en algunos casos con la intención es suficiente. “Puedes sólo mover las manos y ya estás cambiando la información a nivel morfogenético. Basta estar ahí con conmoverse, con la voluntad y con eso todo su campo de información se está llenando de energía”.
No todos los pacientes son elegibles para la sanación grupal. Por lo general se llevan a pacientes más graves o a aquellos en que las otras medidas médicas han fracasado. Los sintergéticos insisten en que ningún procedimiento terapéutico es una panacea y la sanación no es la excepción.
Herramientas alquímicas
Como esta disciplina plantea reordenar el campo energético del paciente, cuenta con una serie de curiosas herramientas para reestablecerlo, tales como imanes, láser, láminas de colores y placas unidas por cordeles. Prácticamente todas han sido creadas por el doctor Carvajal, gracias a las investigaciones realizadas por más de 20 años.
Algunos de estos instrumentos destacan por realizarse a través de un trabajo alquímico, con el cual incluso logran actuar a nivel de ADN. Asimismo, quienes los utilizan señalan que se trata de “tecnologías muy baratas hechas de forma artesanal, con tecnologías de punta”, según relata el médico de Vía Vida, Santiago Córdoba. Esto significa que pueden tener los mismos resultados que un aparato de miles de dólares, pero con la diferencia que los más caros fluctúan sólo alrededor de los 600 dólares. A continuación se ejemplifican algunos de ellos:
El soft láser: Es una propuesta de biocibernética de muy baja densidad, que fue investigada por los rusos en torno a las emisiones de luz realizada por los vegetales, las bacterias, los animales y los seres humanos.
Sirve para leer holográficamente –en términos frecuenciales– lo que al cuerpo le pudo producir una desarmonización, por lo que se utiliza para diagnosticar y corregir las frecuencias anormales en el cuerpo, fugas energéticas, emisión de fotones, alteraciones en el ADN o inversiones de polaridad.
Imanes: Se utilizan imanes de baja potencia porque la idea es hacer dosis homeopáticas. Los imanes tienen polos y al colocarlos en los tejidos son atravesados por ondas magnéticas, que estimulan el campo magnético del paciente generando un aumento en la temperatura de los electrones y átomos corporales. Como los bloqueos de energía son los que producen la enfermedad, los imanes logran movilizar estos bloqueos.
Dentro de sus beneficios destaca la disminución de colesterol, mayor circulación sanguínea y aumento en la cantidad de nutrientes que estimulan secreciones hormonales, entre otros.
Una sesión normal de 10 minutos diarios durante dos semanas mejora la salud del paciente.
PHI3: Basado en el concepto de que el agua es capaz de grabar energía, los terapeutas extraen la energía del paciente según indica el pulso ayurvédico o VAS (el terapeuta puede ir haciendo consultas al paciente y el pulso responde como un detector de mentiras), a través de un tubo de vidrio llamado autonosode o phi3, que al tener una apertura de 400 nanómetros extrae esta información energética proveniente de las memorias celulares y que queda grabada en el agua. Posteriormente, es mezclada con doce esencias extraídas del brote de semillas.
Al igual que en los tratamientos de terapias florales, se le aplica brandy, utilizado para conservar esta información.
La mezcla de energía, esencias y brandy permite la creación del autovacuna, que entrega información capaz de cambiar la memoria celular del paciente. Dos gotitas en la mañana y otras dos en la noche es la dosis de este tratamiento.
Resonador de Arquetipo Mórfico (RAM): Es una cámara resonadora que recibe y retiene información del paciente, de tal manera que se trabaja con la propia energía que el organismo emite. Esa energía puede estar alterada y ser reconocida a través de un sistema de señales, como el pulso de la medicina ayurvédica y retroalimentar con esa información la propia energía afectada. Jorge Carvajal aclara que esto tiene el mismo procedimiento que el utilizado con un veneno de serpiente, que produce una severa inflamación, pero puede también convertirse en un excelente antinflamatorio si se da suficientemente diluido. El organismo la reconoce porque compara esa energía con los arquetipos.
Estas cámaras se unen entre sí a través de trenzas de nylon que transmiten la energía reticular y cámaras orgánicas, las cuales dentro de su contenido está conformada por diferentes elementos de la naturaleza.
Carvajal explica que para poder recoger esa información de la naturaleza se necesita la esencia captada de un germinado de semillas realizado en luna llena, en la cual está contenida el holograma de la planta adulta, debido a que el agua transpirada de las semillas captura y almacena informaciones sutiles.
Filtros: Placas que sirven para corregir información de tipo biológico o de otro tipo (un arquetipo) en el campo electromagnético o aura del paciente. Estos son colocados en distintas partes del cuerpo, según indica el pulso del paciente.
La eficacia de esta nueva medicina
Según Carvajal, la primera característica que distingue a la sanación de otros procedimientos terapéuticos es la dimensión del tiempo. “Los tiempos de la conciencia no son los del reloj, no es la dimensión conocida del tiempo externo. Es un tiempo en el que a veces sucede lo que no sucede en años del tiempo externo; como si entráramos en un tiempo que va más allá de las coordenadas espacio-temporales, en el que la mente no se comporta en la secuencia lógica del intelecto”. Bajo esta mirada, puede darse el caso de que un paciente grave, en tres o cuatro sesiones de Sintergética –de cinco minutos cada una–tenga una evolución positiva.[1]
Esto también marca diferencia, por ejemplo, con otras terapias energéticas, como el Reiki, donde si bien el paciente es puesto en contacto con la “energía universal”, en Sintergética esta energía puede ser distribuida más eficazmente por los canales correspondientes. “Por ejemplo si un paciente tiene exceso de energía no le vas a poner más dosis pues se va a fundir. No se trata de dar inespecíficamente esa energía. Por eso es importante saber dónde pones las manos, cómo las pones, cómo conduces la energía en el seno del organismo. Al ser más selectivo y específico con la información, sin negar la concepción global, puedes llegar a efectos muy precisos y muy globales sin dar palos de ciego”, señala Carvajal.
Al igual que el chamanismo, el mundo de la sanación para los sintergéticos está muy ligado a la imaginación, cuyas imágenes virtuales pueden llegar a transformarse en realidad gracias a uno de los postulados básicos de la sabiduría perenne: La energía sigue al pensamiento.
Es así como para algunas patologías, con la Imaginería[2] o visualización guiada logran tratar las partes más sutiles de la enfermedad. “A un paciente diagnosticado de miocardiopatía dilatada, la sanación que proponemos es que mentalmente vamos visualizando que llegamos hasta la molécula, estructura, llegamos a la proteína, neuromediador o neuropéptido lo que permite, por ejemplo, observar que a ese paciente, le logremos visualizar las proteínas que tienen que ver con la contracción, como la miosina, modificando su funcionamiento a través de nuestra intención”, explica Montoya.
¿Efecto placebo?
Así como existe una tendencia a la utilización de estas terapias, aún hay un gran número de personas que consideran que la medicina complementaria no es más que un efecto placebo.
Sin embargo, los sintergéticos defienden su propuesta: “Hay miles y miles de casos que nos demuestran que esto no es sugestión. Tiene acción a nivel enzimático, molecular, orgánico, donde la acción de las creencias no alcanza a intervenir”, asegura Jorge Carvajal.
Esto no significa que la postura de un paciente ante una enfermedad no sea relevante a la hora de combatirla, “no hay nada tan bueno como el efecto placebo, cuando un médico le dice te vamos ayudar, porque ahí ya tiene el 40% ganado. Pero también no hay nada tan peligroso como el efecto nocebo, que es cuando le dice que tiene un cáncer de páncreas y que se va a morir en una semana”, comenta Jorge Montoya. La relevancia de la actitud del paciente es analizada por el Padre Pietro, quien comenta las estadísticas existentes sobre el tema. “La actitud del paciente cuando tiene cáncer es la sobrevivencia y si está deprimido tiene la más baja sobrevivencia. Los que aceptan la muerte con resignación tienen 20% de sobrevivencia en cinco años. Luego los agresivos tienen más de sobrevivencia, pero los pacientes que luchan con serenidad (llamados excepcionales) tienen un 80% de sobrevivencia después de los cinco años”.
Los sintergéticos no han realizado estudios científicos que avalen los resultados de sus terapias, porque aseguran que en la ciencia clásica se requiere mostrar resultados objetivos a través de un procedimiento llamado el doble ciego. No obstante, en Chile, están haciendo un seguimiento a pacientes provenientes de las sanciones grupales a través de un protocolo que evalúa variables emocionales y físicas. Rosita Celedón comenta que los indicadores analizados tienen que ver con mejoría en el dolor, en sueño, ánimo, apetito, mejoría en relaciones familiares y baja de consumo de medicamentos, los que son analizados en distintas sesiones de terapia. De estos seguimientos, “se sacó desviación estándar, y hemos encontrado resultados novedosos. Por ejemplo, en patologías más generales de los pacientes del hospital San José, los resultados son mucho mejores mostrando una desviación estándar mucho menor. En el Calvo Mackenna, como trabajamos sólo con niños con cáncer, la desviación estándar es mayor, así como también es mayor la cantidad de consultas porque generalmente estos menores están solos con sus mamás y necesitan más soportes”, relata.
Y agrega: “Nosotros elegimos esos indicadores, porque si ves que la gente es capaz de reírse de su propio dolor, de seguir disfrutando la vida… sobreponerse al dolor es una evidencia y a nosotros lo que nos interesa es la calidad de vida”.
Méndez aclara que ellos buscan la sanación del ser humano, lo que no necesariamente es la curación. “En nuestra concepción original, el médico lucha contra la muerte, pero ahora entendemos la muerte desde una concepción distinta y nos parece que una buena manera de vivir implica también a un buen morir, tanto en el momento como en la forma. Lo importante es que esa persona lo haga sanando lo que profundamente vino a aprender en la vida”. En los casos de pacientes menos graves, este médico señala que el paciente termina la terapia con un grado de satisfacción importante, “porque encuentra sentido a cosas que antes no había encontrado, y explicaciones diferentes respecto de cómo estaba abordando su problema”, concluye.
El camino del sanador
El proceso de sanación que vive un paciente también debe ser previamente experimentado por los terapeutas. “Hemos constatado que cuando la gente hace Sintergética se comienza a maravillar de la vida. ¿Cómo es que estas gotitas hacen lo que yo no he hecho con toda la química del mundo? ¿cómo mi pensamiento puede tener este tipo de actividad? ¿cómo es que mis manos provocan lo que están provocando? Uno empieza a conmoverse, a maravillarse del mundo y de su propio potencial y se reconcilia con la vida y cambia su patrón de relación. La Sintergética es capaz de cambiar la percepción del mundo de las personas y con eso transformar la calidad de sus vidas”, enfatiza Jorge Carvajal.
Claudio Méndez incluso comenta que entre quienes siguen esta tendencia, la Sintergética finalmente también se vuelve un modelo de vida. “No se trata de algo relacionado sólo con la medicina, sino con el ser humano en forma integral, lo que implica ver al paciente y a nuestras propias vidas como un holos, superando el modo separatista de ver las cosas y en especial, de uno mismo. No se puede ser distinto frente al paciente, frente al hijo y frente a todo el mundo, porque esto implica vivir colocándose máscaras y armaduras que confunden y separan a las personas”.
La física de la Oficina Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estadios Unidos (NASA), Barbara Ann Brennan, en su libro Manos que Curan, señala que convertirse en sanador no es una tarea fácil. Se necesita formación espiritual, además de técnica. Para ello, hay que pasar por técnicas de iniciativa propia que suponen un reto para la parte más débil de la propia personalidad y que desarrollan un enfoque creativo y un decidido propósito de actuar. “El sanador crea tales pruebas para ver si está listo y es capaz de dominar la energía, el poder y claridad que está desarrollando en su propio sistema energético a medida que va progresando. Para utilizar esta energía y este poder debe poner de su parte integridad, honradez y amor, porque en cada acción actúa siempre causa y efecto”.[3] Carvajal considera que todos los hombres y mujeres de buena voluntad pueden en principio llegar a ser buenos sanadores. Pero si además de estas cualidades la persona tiene las aptitudes de un médico entrenado, su capacidad de sanar se verá enormemente incrementada.
Una ciencia invisible
Para Tamara Palma, biotecnóloga del Hospital del Salvador y estudiante de Sintergética en Chile, esta propuesta es el complemento de lo científico con lo vibracional, aunque esto último sea difícil de creer para gran parte de los médicos. Como ejemplo, relata que “tras realizar una sesión de Sintergética en el hospital le entregué al paciente un frasco con Flores de Bach. Un doctor me dijo que las pasara por bacteriología para asegurarme que no tienen bichos. Y le dije que es agua con una vibración, por lo que me respondió que entonces era placebo”.
Para esta profesional, dicha percepción se debe a que lo subatómico no está muy desarrollado en la medicina alopática, añadiendo que lo vibracional está más ligado a la física y con el movimiento de electrones. “La era actual no es atómica, ahora es electrónica. Ya estamos usando términos que no son los antiguos, para entrar a un nivel más elevado, que no deja de ser científico, pero involucra lo invisible, como los afectos, las emociones, sentimientos… y la Sintergética trabajan de forma transversal, desde lo más denso a lo más sutil”.
Lo relevante de esta propuesta para Tamara consiste en trabajar con una medicina en la que “tienes que creer sin ver, porque lo sientes. Cuando te metes en esto, comienza el despertar del sentir y cuando nosotros sentimos, cambiamos”, enfatiza.
Este cambio para el paciente, Carvajal lo ejemplifica de la siguiente forma: “Cuando entras en contacto con el mundo de lo sutil, la vida se te desmaterializa, porque ves más allá del mundo de los objetos y el consumo. Lo cierto es que ocurre lo mismo a un paciente que va y que no se ha aliviado con nada y que llega donde un señor que le mira los ojos, quien le pone las manos, le dice unas palabras, le pone colores y se le produce una mejoría, que ¡a la gente le cambia la vida!”. Según él, esto se produce porque la gente comienza a darse cuenta de que existen otras realidades, otros niveles de conciencia y de energía en el mundo de lo invisible. Como esta propuesta también toma algunos de los conceptos utilizados por Jung y su Sicología Transpersonal[4], se cree que un individuo que se conecta existencialmente con el ámbito transpersonal siente un gran aumento de interés por la vida y desarrolla una capacidad de satisfacción de muchas situaciones ordinarias y actividades como las simples interacciones humanas, el trabajo creativo, la admiración de la naturaleza y del arte. Esto está generalmente asociado a una toma profunda de conciencia cuya importancia fundamental es la dimensión espiritual en el esquema universal de las cosas[5].
Evolución de conciencia
Para Felipe Duque, médico de Vía Vida, lo relevante para el resultado de una terapia es la intención de querer sanar y ayudar a los pacientes: “Más que aptitud es una cuestión de actitud, lo fundamental es que hay que sentir desde el corazón para poder pensar adecuadamente, y ese pensar y ese sentir hay que unirlos en un actuar coherente y de síntesis para ayudar al paciente”.
Tamara Palma comenta la relevancia de la intención, y lo ejemplifica a través de su experiencia en una de las capacitaciones de Sintergética: “En el curso, nos decían que pensáramos que tal persona está feliz, y la persona efectivamente se sentía mejor. Fue la intención de pensar y ni siquiera se pusieron las manos”. Para ella la pureza en la entrega y la intención de servicio es lo más importante dentro de un proceso terapéutico.
La relevancia del poder de la intención podría ser explicado por medio de las investigaciones realizadas por el neurofisiatra japonés Maseru Emoto, quien demostró cómo se plasma la energía de las palabras, música y meditación a través de las moléculas de agua. Para ello fotografió, mediante una cámara montada en un microscopio especial, las moléculas de agua expuestas a diferentes estímulos, entre ellos, las palabras escritas o palabras pronunciadas. De esta forma, expuso muestras de agua a la palabra paz y guerra. En el primer caso surgió un cristal totalmente armónico. La segunda muestra, dio lugar al mismo cristal que el anterior, pero roto, donde sus partes no encontraron las uniones y tendieron a disolverse. En base a estas fotografías publicó el libro Los Mensajes del Agua[6].
Para quienes creen en su investigación, Maseru Emoto aportó con su experiencia un aspecto hasta entonces desconocido: el sonido, los pensamientos y las emociones pueden alterar no sólo la estructura molecular del agua, sino que también a las personas, debido a que el cuerpo humano está constituido en un 75% de agua, revelando la existencia de una relación entre la materia y el espíritu.
Sin embargo, hay otras pruebas del poder de las emociones. En el mes de agosto del año 2006, la revista Ya del diario El Mercurio publicó una entrevista al escritor y físico Fred Alan Wolf, quien destaca por transformar las leyes físicas para aplicarlas a las personas. "Si las partículas son libres, nosotros también lo somos para cambiar nuestro comportamiento", señaló. Si a ese nivel de la materia no existe ninguna ley que rija su comportamiento, las personas también podemos, a través del pensamiento, estimular cambios en nuestro cuerpo que permitan transformar la realidad y dar un vuelco a nuestras vidas”.
Hacerlo, explica, "es posible, y no necesitas ser un experto en física cuántica para saberlo. Sólo debes descubrir el poder que hay en ti para lograrlo. No puedes cambiar una botella de bebida, porque es un bloque de materia muy grande, pero sí puedes influir en cosas más pequeñas, como tus neuronas, enzimas o procesos bioquímicos del cerebro. Yo creo que el poder del pensamiento influye en establecer nuevas redes neuronales, una bioquímica diferente". Para este físico, si la mente es capaz de modificar químicamente al cuerpo, los pensamientos positivos desembocarán en buenos mensajes para las células del cuerpo, mientras los malos pensamientos activarían neurotransmisores que enviarán malos mensajes a las células, lo que terminará deteriorando la calidad de vida de las personas.
Esa visión fue la que lo llevó a participar en 2004 del documental "What the bleep do we know?" (¿Qué diablos sabemos?), que reunió a una selección de científicos que intentaron comprobar esta tesis mediante dos ejemplos. El primero, realizado en 1993 en Washington, se convocó a 4.000 voluntarios para participar de una jornada de meditación que tenía como resultado bajar los índices de criminalidad en la ciudad. Como resultado, éstos se redujeron en un 15%. El otro caso es precisamente el experimento efectuado por Masaru Emoto y las partículas de agua.
Este poder que los hombres podrían tener sobre su propia realidad se explica teniendo una “evolución de conciencia”, concepto que finalmente apuntan muchas corrientes de medicina alternativa o complementaria, incluida la Sintergética. “Cuando se habla de conciencia se dice que es la manera individual, única e irrepetible: la evolución”, señala Rosita Celedón.
Carl Jung fue uno de los primeros en llamar la atención sobre este fenómeno de la conciencia en el desarrollo humano. “Tanto en la historia de la colectividad como en la historia del individuo, todo depende del desarrollo de la conciencia. Ésta aporta gradualmente la liberación del encarcelamiento dentro de la ‘agonía’, ‘inconciencia’, y, por ello, es un portador de luz y salud”[7].
Una visión transpersonal de las relaciones humanas reconoce que las personas mantienen un tejido de relaciones condicionadas entre sí y con el entorno natural. Por esta razón cualquier intento de mejorar la condición humana debe tomar en cuenta los temas globales, sociales y del entorno.
Incluso, esta idea va más allá, señalando que si la conciencia es influida por masas críticas (conformadas por un grupo personas), es decir por campos de pensamiento formados por paquetes de ondas vibrando en un objetivo en común, un determinado deseo se cumple.
En su libro New Science of Life, Rupert Sheldrake explicó esta conexión entre materia y conciencia, señalando que todo sistema está regulado no sólo por los factores energéticos y materiales conocidos, sino también por campos invisibles de organización. Estos campos generan elementos causativos, toda vez que sirven de patrones para la forma y el comportamiento[8].
Según esta hipótesis, cuando un miembro de una especie aprende algún comportamiento nuevo se cambia el campo causativo de determinada especie. Sheldrake denominó esta matriz invisible “Campo Morfogenético” a lo que posteriormente Lyal Watson en su libro Lifetide: The Biology of Conscience, describe lo que ahora se conoce como el principio del centésimo mono. Watson comprobó de que después que un grupo de monos aprendiera un nuevo comportamiento, sus congéneres de otras islas próximas sin medios normales de comunicación también aprendieran repentinamente dicho comportamiento.
En referencia al principio del centésimo mono, la siquiatra chilena Lola Hoffman ha señalado que frecuentemente ha contado esta experiencia “porque muestra claramente que hay un número crítico que permite, por vía extra sensorial, un nuevo aprendizaje y la expansión espontánea de un fenómeno, la expansión espontánea de conciencia”[9].
Esta expansión de conciencia es lo que el grupo de sintergéticos hicieron en el sur de Chile en la Caravana de la Sanación, en la cual no sólo sanaron pacientes sino que “se sanaron a ellos mismos”, tal como lo comentaron en su viaje. “Lo que ocurre es que en Sintergética entiendes que lo que ya actúa es la conciencia, atiendes al ser humano dentro de un contexto mayor: familiar, de país, de continente, planeta, de sistema solar, de un plan. Asimismo, nosotros somos parte de un contexto mayor, tenemos un campo de información (campo morfogenético), en el que todos nosotros estamos unidos. Por eso lo que haga una persona afecta también a otros”, apunta Rosita.
De la práctica a la docencia
Cuando Jorge Carvajal creó la Sintergética, decidió juntarse con un grupo de doctores con los que trabajaba desde la época de la Bioenergética, para crear una nueva organización jurídica y administrativa llamada Vía Vida, en la que hoy participan siete médicos. “Ellos se separan, en el sentido administrativo porque deciden formar un grupo con una labor docente expandida”, asegura Claudio Méndez.
El equipo de Vía Vida además de las consultas privadas que realizan en su consultorio, hacen docencia en diversos centros de estudios en Colombia. A nivel de pregrado, en la Universidad Nacional de Bogotá y la Universidad de Antioquia efectúan clases a los alumnos de medicina. Mientras que en postgrado hacen un curso de extensión de medicina alternativa en la Universidad San Martín de Medellín y en la Universidad Nacional de Colombia.
No obstante, los alumnos de medicina de Colombia también pueden hacer pasantías en la consulta de Vía Vida. “Las universidades nos han mandado también estudiantes de medicina, gracias a un programa en el que pueden hacer una especialización en Sintergética antes efectuar su año rural o servicio obligatorio. Hay calificación de esa rotación”, comenta Carvajal. Por último, desde hace varios años este equipo de docentes está realizando la formación de estudios en Sintergética para médicos y terapeutas, que tiene una duración de tres años. Los interesados deben asistir a cuatro seminarios al año (cinco días cada uno), además de realizar prácticas continuas a través de grupos de estudio. Estos encuentros se realizan en distintas ciudades de América Latina.
Si bien el 99,1% de los sintergéticos en Colombia son profesionales de la salud, los de Vía Vida nunca se cerraron a la posibilidad de recibir a gente de otras especialidades. En sus seminarios de formación asisten también músicos, matemáticos y estadísticos, por nombrar a algunos.
A pesar de estas actividades, los sintergéticos mantienen un bajo perfil. “Si en Colombia hay unos 20 mil médicos, sólo hay 500 que hacen Sintergética”, reconoce carvajal. Aunque aclara que existe una alta demanda de pacientes, a pesar de que en su consultorio no existen letreros de ninguna clase, ni tampoco se han dedicado a hacer publicidad en medios de comunicación. Esto es porque saben de la reticencia que puede provocar la difusión masiva de esta propuesta médica y creen que la mejor manera de validarse es a través de los mismos pacientes.
“Si tu miras las medicinas del mundo encuentras varios tipo de vigencia, una vigencia académica, que es la bendición de los universidades; la vigencia política, que es la bendición del Estado; la vigencia social y cultura, que es lo que le da actualidad a una forma de medicina. Históricamente, una medicina antes de ser vigentemente académica, tiene que serlo socialmente. Nosotros no reclamemos vigencia académica ni política, creemos que si tenemos vigencia social podemos construir todas las otras… Lo que ocurre en Colombia es que se ha vuelto un hecho social, y cuando hay una masa critica de personas que generan una presión cultural para usar otro tipo de medicina, la universidad y el Estado empiezan a abrir sus puertas”, recalca Carvajal.
Y agrega que “nadie puede mentir eternamente. Cuando un método o experiencia es compartida y repetida por mucha gente se va convirtiendo en una ciencia. Esas son las condiciones de una genuina ciencia”.
Aparentemente, la difusión de la Sintergética ha sido más potente en otros países de la región que en Colombia, dado que el grupo de Vía Vida ha extendido la formación de Sintergética a Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, España, México, Perú, Venezuela, y Estados Unidos. Sin embargo, en Chile es el único país donde esta propuesta se está realizando con el apoyo del Estado, específicamente con el aval del Ministerio de Salud.
CAPITULO 2
Yo me quería sanar
Débora tenía cinco años cuando fue diagnosticada de un severo cáncer. Los médicos del hospital Calvo Mackenna no le vieron posibilidades de supervivencia. De eso han pasado cinco años y Débora sigue viva, luchando todos los días para sanarse.
Se encuentra en una de las camas del hospital, con su niñera, quien la acompaña mientras está en un tratamiento de quimioterapia. Sabe sobre el origen de su enfermedad más que cualquier médico y explica de modo sereno y con una sonrisa toda su historia clínica, que comenzó cuando un problema a la médula ósea, le ocasionó un déficit en la producción de plaquetas. En el año 2002 le extirparon un tumor, se recuperó y volvió a recaer al año y medio cuando nuevamente le descubrieron células malignas en la médula ósea. Ha pasado por más de ocho ciclos de quimioterapias y, milagrosamente, sigue más viva que nunca. “Los médicos nunca pensaron que iba a sobrevivir, pero el doctor Claudio Méndez me preguntó una vez si yo me quería sanar, y para ellos tenía que tomar la decisión de querer estar bien y le dije que sí, que sí quería vivir. Fue en la tercera sanación cuando sentí que me comencé a mejorar y siento que ya estoy sana. Ahora sólo me molesta el pelo”, sentenció Débora.
Es ahí cuando deja entrever que su larga cabellera, es sólo una peluca que usa por miedo a que en el colegio la molesten. Marisol es la enfermera a cargo de Oncología Infantil, y es quien ha derivado a algunos pacientes críticos al grupo de sanadores de Sintergética. Consultada su opinión respecto a esta terapia, señaló que por órdenes superiores no puede referirse al tema. Sin[1] El artículo completo puede ser revisado en el siguiente link: http://www.davida-red.org/sinergeticaview.aspx?key=345.
[2] El chamanismo utiliza la Imaginería como principal herramienta para el empleo de imágenes terapéuticas que tienen la eficacia de lo simbólico en un contexto cultural determinado.
[3] Ann Brennan, Barbara. Manos que curan, editorial Martínez Roca, Barcelona. 2005. Pág 26.
[4] El término "Sicología Transpersonal" surgió en la década de 1960 cuando una serie de pensadores y psicólogos -que habiendo desarrollado diferentes estilos terapéuticos- tienen en común la aceptación de la espiritualidad del ser humano.
La Sicología Transpersonal considera que la psique es multidimencional. Existen diversos "niveles de conciencia" y cada uno tiene diferentes características y se rige por distintas leyes.
[5] Grof, Stanislav. La evolución de la conciencia, editorial Kairós, Barcelona. 2003. Pág 116.
[6] Emoto, Maseru. Los mensajes del Agua, editorial la liebre de Marco, Barcelona, 2003.
[7] Grof, Stanislav. La Evolución de la Conciencia, editorial Kairós, Barcelona. 2003. Pág 28.
[8] Ann Brennan, Barbara. Manos que curan, editorial Martínez Roca, Barcelona. 2005. Pág 36.
[9] Vergara, Delia. Encuentros con Lola Hoffmann, editorial Catalonia, Santiago de Chile. 2003. Pág 98.