La localidad de Riopar (en la Sierra del Agua de Albacete, España) fue sede los días 24 y 25 de septiembre de 2006 del Primer Encuentro Internacional de la Ecología del Agua y al mismo asistió Masaru Emoto, el investigador japonés que asombró al mundo hace seis años con su libro “Mensajes del Agua” y que desde entonces ha realizado más de 50.000 fotografías con las que afirma haber demostrado cómo los pensamientos y emociones humanas, al ser vibraciones y éstas, la base de la Vida, alteran la estructura molecular del agua y actúan directamente sobre la salud y el comportamiento a nivel global.
Estamos
compuestos de agua en un 70% durante la edad adulta. Un porcentaje que fue del
95% en nuestra etapa embrionaria y sin embargo apenas llegará al 50% cuando
estemos en el ocaso de la vida.
Nuestro planeta mismo (erróneamente llamado Tierra) está
compuesto de un 70% de agua. A pesar de lo cual, el interés científico por la
naturaleza profunda de tan vital líquido se ha despertado muy recientemente. Es
más, el agua es la base de nuestra vida y en cambio la tratamos de manera
inconsciente como un bien del que usamos y abusamos sin medida ni control.
Estamos más preocupados por las reservas de petróleo que por la calidad y
cantidad de nuestra agua, y sólo ahora, cuando comenzamos a sentir los zarpazos
de una realidad que en muchas partes del mundo es endémica, parece que empieza
a importarnos.
Para Masaru Emoto no hay duda de que estamos unidos con el
agua a través de nuestra conciencia.
Y es que Emoto ha constatado miles de veces, con
microfotografías, los muy diferentes cambios que se producen en las moléculas
de agua cuando ésta se congela. Ha demostrado, por ejemplo, que el agua se
impregna de la información que contienen la música, las palabras, las imágenes,
los pensamientos e, incluso (lo que es aún más revolucionario porque cambia los
actuales conceptos de salud y enfermedad) ¡las intenciones!
¿QUIÉN ES MASARU EMOTO?
Masaru Emoto tiene 62 años, que desde luego no aparenta
físicamente. Y su estado mental es excelente. Algo que atribuye simplemente a
que cada día bebe agua de calidad. Especialista en Medicina Alternativa abrió
en Japón en 1994 un centro de investigación para estudiar el agua, diseñando un
procedimiento que le ha permitido estudiar la respuesta de ésta a distintos
estímulos.
Lo que hizo fue tomar 50 frascos de cristal, introducir en
ellos 1 Cc de la misma agua y luego dejar que se congelaran manteniéndolos dos
horas y media a 25 grados bajo cero. A continuación, con un microscopio de 200
aumentos y en un cuarto refrigerado a una temperatura de 5 grados bajo cero,
fotografió las moléculas cristalizadas de cada frasco. Un trabajo que hay que
realizar en pocos minutos, antes de que el calor del microscopio acelere la
descomposición del agua cristalizada. Pues bien, Masaru y su equipo tardaron
dos meses y medio en obtener la primera foto publicable y hoy posee ya ¡más de
50.000! Y es que el agua, cuando se congela, lo hace en forma de cristales de
tipo hexagonal. Aunque a veces no lo consigue y, según Emoto, eso sólo indica
que se trata de un agua contaminada y tóxica no apta para el mantenimiento de
la vida.
Cuando se observa el agua congelada a través del microscopio,
puede constatarse que los cristales comienzan a crecer desde el centro al cabo
de unos 10 segundos. Luego, transcurridos 40 segundos, se hacen ya claramente
apreciables pequeños adornos sobre los vértices del hexágono que, según Emoto,
representan y contienen la información que puede transmitir. Cuando el cristal
llega a su "fase adulta", comienza a derretirse. Emoto pudo así
constatar, mediante este proceso, la evidente diferencia entre la belleza y
perfección de los cristales que se observan en las aguas que están en buenas
condiciones y el aspecto deforme y desestructurado que se obtiene de las aguas
contaminadas.
Después decidió someter el agua al sonido de distintos tipos
de música y los resultados fueron sorprendentes. Porque descubriría así, que
cada música produce un crecimiento diferente. Y que, dentro de un rango de
similar belleza, no es igual el cristal de agua que se forma tras hacerle
"escuchar" a Beethoven que a Mozart o a Bach. Eso sí, las músicas más
estridentes –como el Heavy Metal– producen desarmonía en el agua, que no
cristaliza, pareciéndose mucho la estructura que se visualiza a la del agua
contaminada o tóxica.
Luego probó con palabras dirigidas al agua y con las mismas
palabras pero escritas en un papel que pegaba al frasco antes de congelarlo. Y
de nuevo las respuestas obtenidas fueron diferentes. La belleza de la imagen
captada en el frasco con la palabra Dios nada tenía que ver con la
desestructurada imagen obtenida en el cristal sometido a la influencia de la
palabra demonio. Singularmente, las fotos más bellas se obtuvieron de las
muestras que se congelaron acompañadas de las palabras Amor y Gracias:
cristales geométricamente perfectos.
El campo de experiencias se fue así ampliando y Emoto comprobó
cómo el agua también responde de forma diferente dependiendo de la foto que se
coloca bajo el frasco. En algunos casos, ¡incluso adoptando el cristal los
rasgos de las fotografías utilizadas!
Finalmente decidió probar con el efecto de la voluntad y constató
cómo un frasco de agua contaminada sometido a una ceremonia de agradecimiento
de unos cuantos niños situados a su alrededor ¡modificaba la figura de sus
cristales! Experimentos similares se han realizado después aún a mayor escala
en lagos y presas de Japón obteniendo siempre diseños diferentes antes y
después. Obviamente, los obtenidos tras las ceremonias de agradecimiento
resultaron ser los más armónicos y bellos.
Fruto de ese trabajo fue el libro Mensajes del agua, traducido
ya a 20 idiomas y cuyas conclusiones presentó el pasado 26 de Mayo en la sede
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York durante un
seminario titulado ¿Cómo pueden las dimensiones espirituales de la Ciencia y la
Conciencia ayudar a las Naciones Unidas y a la Humanidad a conseguir mejores
estándares de vida en un ambiente de mayor libertad? Bueno, pues lo que trató
de explicar Masaru Emoto en tan distinguido foro es que eso es posible
conseguirlo mediante una ola de sentimientos, de vibraciones puras que, traspasando
religiones y razas, a través del agua como medio de expansión y por resonancia,
alcance a todos los rincones del planeta.
Desgraciadamente, nos tememos que la mayoría pensó que se
trataba de un visionario y no le entendieron.
CONVERSANDO CON EMOTO
Tuve la fortuna de poder conversar con Masaru Emoto. Su
primera referencia, nada más empezar la charla, fue para los desastres
naturales del tsunami que recientemente asoló varios países de Oriente y de los
huracanes Katrina, Rita y Wilma ya que han demostrado la fuerza del agua
descontrolada. Emoto está convencido de que el planeta está sufriendo una
agresión permanente que se traduce en un aumento de temperatura. Y que lo mismo
que un exceso de temperatura en el organismo puede acabar con nuestra vida, el
exceso de temperatura en la Tierra puede acabar con la vida en el planeta. Por
lo que, al igual que nuestro organismo trata en esos casos de expulsar la causa
de su mal, la Tierra, si es preciso, tratará de sacudirse la causa de su
problema, (la humanidad) de la misma manera. Nuestro planeta está enfermo
porque nosotros estamos enfermos y somos unos inconscientes.
El mundo (comenta Emoto) se encuentra sometido a grandes
catástrofes en las que el agua está muy presente. El tsunami ocurrió en Asia, una
de las zonas más pobres del planeta, y hasta el último momento nadie supo
cuándo se iba a producir. Pero los huracanes han asolado Estados Unidos y allí
sí se sabía cuándo iban a tener lugar. Sin embargo, en ninguno de los dos casos
se pudo hacer nada. La gente no tiene todavía un conocimiento real de la
naturaleza del agua. Me gustaría creer, sin embargo, que las cosas pueden
cambiar merced a los conocimientos que he adquirido sobre ella en los últimos
años.
P.: Si el planeta está enfermo es porque nosotros estamos
enfermos. Háblenos pues de la enfermedad para buscar caminos de solución.
Díganos, ¿qué le han enseñado sus investigaciones sobre el origen de la
enfermedad?
M.E: Todo en el universo es producto de la vibración. Y quizás
a eso se refieran los textos sagrados al señalar que en el comienzo fue la
Palabra que no es sino una expresión de la vibración. Las vibraciones son
energía. Sin energía el hombre se muere y cualquier objeto que existe en el
mundo desaparece. La vibración es vida. Cuando el corazón deja de vibrar todo
se degrada. Y es el agua precisamente el medio de transmisión de esas
vibraciones. El cuerpo humano tiene seis mil millones de células que cuando
está sano vibran en armonía, como en un gran concierto. Cada una tiene su propia
vibración. Pues bien, para que surja la enfermedad, la rotura de la armonía,
primero empiezan a alterarse las partículas subatómicas. Y si esa mala
vibración es crónica en dos o tres años degeneran las vibraciones del átomo.
Luego, en períodos similares, se alteran las moléculas, las células y,
finalmente, los órganos. Cuando el ser humano comienza a sentir dolores es que
se encuentra ya en la fase de afectación de células y órganos.
El mundo subatómico es, si lo comparamos con el mundo visible,
un mundo "espiritual". Por eso cuando entramos en una vida
antinatural, contraria a las leyes divinas, enfermamos. Por eso cuando entramos
en negatividad, cuando tenemos pensamientos negativos, enfermamos. Y también
por eso, si no enfermamos espiritualmente, nuestro cuerpo no enferma. De ahí
que, actualmente, la medicina moderna esté tratando la quinta etapa: cura los
síntomas sin ir a su origen subatómico. Sin embargo, la enfermedad surge de la
energía. Hasta ahora toda esta vibración subatómica que yo denomino Hado,
expresión fruto de dos ideogramas japoneses, que traducidos al inglés quieren
decir movimiento y onda, no era palpable pero ahora ya puede verse su
materialización en las cristalizaciones que hemos obtenido del agua.
P.: ¿Y la curación?
M. E.: La curación se alcanza cuando se recupera la armonía,
la vibración normal. Cuando padeces dolor de cabeza en el fondo subyace una
onda de vibración anormal. Lo habitual en estos casos es tomar una aspirina
pero ésta lo único que en definitiva hace es aportar una contra-onda que
neutraliza la onda defectuosa contrarrestándola.
Hablamos de que la curación es vibracional y el agua, por su
capacidad para almacenar información, es la portadora ideal de toda energía y
por eso es capaz de neutralizar la frecuencia de cualquier enfermedad. Los
médicos tienen que aprender y cambiar su forma de mirar y atender al paciente.
Yo mismo he tenido la experiencia de curarme con agua y he curado a muchas
personas pero me di cuenta de que cuando te limitas a curar una enfermedad después
viene otra... y después otra. En definitiva el origen de la enfermedad no es
sólo individual sino también social y, por tanto, para recuperar la salud, para
hacer desaparecer la enfermedad es necesario que el individuo y la sociedad
cambien.
P.: Tengo entendido que cuando usted se dedicaba a atender
enfermos trabajó con un dispositivo denominado MRA capaz de transcribir
información al agua para que contribuyera a la curación de sus pacientes...
M.E.: El MRA o Magnetic Resonante Analyzer es capaz de
codificar el patrón de energía de cada sustancia y verificar su resonancia. Se
obtiene a partir de un leve campo magnético generado por el MRA que se
transmite al objeto o sustancias hasta conseguir la resonancia. Y la
información obtenida puede transmitirse al agua ya que es el medio que tiene
mayor capacidad de retención de datos. Trabajamos con el dispositivo hasta
conseguir un código inmunológico (información Hado de la fuerza inmunológica
normal) y lo trasmitimos al agua potable utilizándolo con buenos resultados en
muchas personas enfermas.
P.: En la actualidad existen muchos métodos diferentes para
mejorar la calidad del agua: vitalizar, magnetizar, activar… ¿Qué opinión le
merecen todos ellos?
M.E.: En Japón también se comercializan muchos sistemas para
mejorar la calidad del agua pero si me lo permite prefiero no opinar sobre
ellos porque para mí lo más importante es la actitud, la conciencia. Si alguien
quiere comprar un aparato para vitalizar el agua y piensa que le servirá para
curar... realmente le servirá porque la fuerza más importante es la de su
pensamiento. Es la misma fuerza capaz de conseguir que un medicamento, por
ejemplo, nos siente bien cuando creemos firmemente en él o no nos sirva de nada
cuando tenemos dudas sobre su utilidad.
P.: En tal caso alguien cargado de negatividad y malas
intenciones que intente mejorar su calidad de vida a través de alguno de los
sistemas existentes de tratar el agua, ¿no mejorará su salud?
M.E.: En ese caso aunque beba una excelente agua no va a
cambiar en nada su salud. Permítame un ejemplo: el agua de Lourdes en Francia.
Hay mucha gente que cree que realmente es milagrosa y son muchos los que han
visitado el lugar creyendo en la influencia en ella de la virgen María. En
suma, se trata de un agua cargada, ante todo, de las buenas intenciones de los
que por allí pasan. Bueno, pues las fotografías de sus cristales demuestran
efectivamente su calidad, su bondad. Es un agua muy buena... sólo que además es
preciso beberla con intención y conciencia.
P.: Quienes han podido contemplar cómo las moléculas de agua
absorben la información transmitida por una pieza musical de Beethoven o Mozart
y la transforman en bellos cristales de diferente forma difícilmente van a
olvidar un espectáculo tan bello. ¿Diría que su trabajo demuestra la capacidad
del agua para absorber la información que subyace en toda energía?
M.E.: La música es vibración pura y el agua es capaz de
recibir y transmitir esa información. Pensé por tanto que la estructura del
agua tenía que ser distinta antes y después de escuchar música... y encontré
que en cada caso el agua reacciona de manera diferente. De hecho, cada uno de
los movimientos de Las cuatro estaciones de Vivaldi, transmite una información
diferente que hace cristalizar al agua de manera también diferente... pero
siempre armoniosa. Lo mismo ocurre con Beethoven, Mozart, Bach... y muchas
piezas de música folklórica y canciones compuestas con fines relajantes. Sin
embargo, en las muestras obtenidas tras someter el agua a piezas musicales tipo
Heavy Metal, aparecen imágenes desarmónicas que parecieran tener que ver con lo
demoníaco y por eso no cristalizan. El cristal nos enseña que esas cosas
negativas no son buenas para la vida. Y no sólo pasa con la música. También las
fotos transmiten vibración. Los dibujos de Miguel Ángel transmiten vibraciones
y nosotros las disfrutamos. Tienen como un sentimiento de sanación. Todas las
buenas artes tienen la propiedad de sanar.
P.: Y las palabras. Lo que su trabajo viene a confirmar es que
las palabras no son inocentes y que cada una de ellas nos modifica o altera.
M.E.: También las palabras, efectivamente, tienen Hado.
Transmiten una vibración. AMOR y GRACIAS son las palabras que más bellas han
cristalizado. Le voy a contar un pequeño experimento. En una muestra de arroz
pusimos la palabra GUERRA y el arroz se pudrió. En otra muestra pusimos la
palabra MALTRATO y el arroz se llenó de moho. En cambio la muestra que estaba
acompañada de la palabra AMISTAD se conservó más tiempo.
P.: ¿Por qué ocurren este tipo de cosas?
M.E.: Porque la palabra es también Hado, las palabras tienen
también vibraciones. Y las palabras las aprendemos de nuestros padres pero su
origen está en la variedad de vibraciones de la propia Naturaleza. Las palabras
convierten las vibraciones de la Naturaleza en sonidos. Pienso que la
Naturaleza, cuando está en calma: con el correr de los ríos, el cantar de los
pájaros y el sonido del viento en los árboles fue formando los sonidos
armónicos, las buenas palabras. Y al contrario: el rugir de un tigre o el ruido
de un relámpago son vibraciones muy fuertes que fueron formando las palabras
contrarias. AMISTAD es una palabra de comunicación positiva; en cambio,
palabras como GUERRA o ESTÚPIDO emiten una vibración negativa. Por eso, en el
experimento, una materia orgánica como el arroz reaccionó de acuerdo a las
vibraciones.
Y le diré que fotografiamos el resultado de la palabra GRACIAS
en muchos idiomas: inglés, alemán, malayo, italiano, chino, filipino, portugués
y español obteniendo siempre bellos cristales. Por eso si nos acostumbramos a
decir la palabra GRACIAS nuestra vibración interna será positiva. Imagínese
hasta qué punto recoge la información el agua que con la palabra PAREJA o
MATRIMONIO aparecen ¡dos cristales! Uno como sujetando al otro pero, a la vez,
protegiéndose ambos.
P.: ¿Sus trabajos suponen un respaldo científico al poder de
la oración y del pensamiento?
M.E.: Mire usted, la oración forma cristales armónicos. Es
vibración. Se han fotografiado diferentes plegarias u oraciones de muy
distintas religiones: budismo, sintoísmo, catolicismo, islamismo, judaísmo...,
cada una con su particularidad, y todos los cristales obtenidos son bellos,
todos contienen el fundamento de vida de la Naturaleza. En suma, lo que nos
enseña el agua es que debemos dejar de pelearnos.
Durante la ceremonia de Envío de Amor y Agradecimiento que se
celebró el 25 de julio del 2003 en el Mar de Galilea (Israel) un grupo de cinco
o seis líderes religiosos se acercó a mí y me dijo: "Lo que está usted
haciendo es algo maravilloso. Esto es lo que salvará el universo si todos somos
capaces de compartirlo".
Voy a contarle una experiencia concreta que llevé a cabo sobre
el efecto positivo de la oración sobre el agua. Un día puse en mi escritorio un
vaso con agua contaminada y pedí a 200 amigos que a la misma hora manifestaran
que el agua se iba a purificar. Pues bien, el cristal que obtuvimos después era
maravilloso. Y ese día comprendí que el mensaje de las palabras no tiene
distancia.
P.: Sometida el agua, simultáneamente, a una influencia
positiva y otra negativa, ¿con qué información queda impregnada?
M.E.: Cuando hicimos la experiencia de enviar dos expresiones
antagónicas al agua como GRACIAS y ERES UN ESTÚPIDO pensamos que no iba a tener
resultados porque lo positivo y lo negativo se neutralizarían. Sin embargo, la
palabra GRACIAS tuvo más fuerza.
P.: ¿Hay algo que podamos hacer con el agua para mejorar la
salud?
M.E.: Sí, por ejemplo, colocar dentro del congelador una
botella llena de agua con las palabras AMOR y GRACIAS escritas en una etiqueta
mirando hacia el interior de la botella. Sólo hay que dejarla un día allí y
luego ingerirla.
Ahora bien, si lo que queremos es ayudar a curarse a alguien
debemos hablar en pasado y enviar energía positiva al agua de la botella. Por
ejemplo, diciendo "Agradezco haber curado a... (se dice el nombre de la
persona) de... (menciónese la enfermedad)." Por supuesto, desde el
corazón. Y luego se le hace llegar la botella para que la beba. Obviamente si
es uno mismo el que está enfermo su energía y sus cristales no estarán bien por
lo que es necesario que sea otra persona sana la que trabaje sobre nuestra
agua.
Quien
quiera ver los cristales de agua, que escriba en un buscador: cristales agua
masaru emoto y presione imágenes.
Más sobre Masaru Emoto:
http://thank-water.net/english
http://www.hado.net/
http://www.masaru-emoto.net