La investigación ha demostrado que las estatinas, el fármaco
con el que se trata a las personas con colesterol, reducen el riesgo de sufrir
un ataque al corazón o un infarto cerebral en personas con menos de 130mg/dl de
LDL. Esta cifra se considera un valor moderado de «colesterol malo», o al menos
eso es lo que se pensaba hasta ahora. Estos resultados, presentados esta semana
en la reunión de la
Sociedad Americana del Corazón, han abierto un encendido
debate sobre cuál es la cifra saludable de colesterol, quién debe tomar
fármacos para mantenerlo a raya y si deben tenerse en cuenta otros factores de
riesgo diferentes a clásicos como la hipertensión, la obesidad o el tabaco.
Los casi 18.000 voluntarios de varios países de más de 50 años que participaron
en el estudio eran adultos aparentemente sanos. Su colesterol era normal, no
tenían la tensión alta, ni fumaban ni tenían exceso de peso. Aunque sí tenían
algo diferente, un valor más alto de un indicador de la inflamación —la
proteína C reactiva— . Ningún médico les hubiera recetado fármacos para tratar
su colesterol. Pero el grupo que tomó estatinas tuvo la mitad de problemas
cardiovasculares y un 20 por ciento menos de probabilidades de fallecer.
La cuestión que se plantea ahora es cómo interpretar estos resultados. Si
debemos reducir al máximo los niveles de colesterol «malo» para evitar peligros
o si el objetivo debe ser vigilar la proteína C reactiva.
El cardiólogo Valentín Fuster, presidente científico del Centro Nacional de
Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), no lo duda. En su opinión, los
beneficios encontrados se deben a la reducción que los fármacos logran sobre el
LDL que logran los fármacos, no a su efecto en la inflamación. «El mensaje que
debe calar es que el colesterol cuanto más bajo, mejor. Estamos acostumbrados a
asumir niveles demasiado altos como si fueran valores normales. No creo que la
proteína C reactiva deba ser un factor de riesgo más», explicó a ABC desde
Nueva Orleans, donde ha participado en la reunión de la asociación americana
del corazón.
Fuster recomienda ser más agresivo en el tratamiento con estatinas. Una buena
medida para extender su uso sería su venta sin receta, «aunque no sin control»,
puntualiza. «Los farmacéuticos podrían dispensarla a los pacientes que
acrediten con un informe la existencia de factores de riesgo»