La vejez es algo que no podremos evitar, pero con una buena alimentación, sí podemos retardar sus efectos.
Todos tenemos “miedo” a la vejez, aunque sabemos que no podemos evitarla. Desde siempre todo el mundo ha buscado la formula de la eterna juventud. La juventud es algo muy preciado que no queremos dejar pasar. Pero hemos de ser realistas algún día todos, dejaremos de ser jóvenes. Es algo que no podemos evitar, pero que sí podemos retardar.
A través de la alimentación, que está directamente relacionada con la salud, podemos colaborar para mejorar nuestro organismo, nuestra mente y nuestra vida. Muchas son las personas no comen la cantidad de frutas y verduras que son necesarias para conservar una salud inmejorable y esto tiene como consecuencia que muchas personas mayores padecen enfermedades crónicas como la diabetes, cáncer y problemas cardiovasculares.
Para tener una salud “excelente”, debemos comer al menos 9 raciones de verduras y frutas al día, mejor frescas y de temporada. Juega con los colores en tu plato si te cuesta comerlas y verás cómo mejora tu calidad de vida: tu presión arterial, y disminuyes tus posibilidades de sufrir enfermedades del corazón, de desarrollar cáncer y problemas digestivos.
La “conocida” dieta Mediterránea es rica en verduras, frutas, pescado, vino, frutos secos y aceite de oliva se la considera la dieta ideal.
“El secreto está en la alimentación”.
Consejos para mejorar nuestra dieta:
-Comer frutas y verduras ya que están llenas de nutrientes, antioxidantes, son bajas en calorías, ayudan a mantener el peso y nos protegen contra las enfermedades del corazón. Además, también protegen el cerebro contra la demencia y la pérdida de la memoria.
-Consumir pescado. Es rico en ácido Omega 3, que lo hace ideal para la salud del corazón y también para evitar la pérdida de la memoria.
-Comer cereales integrales, no tienen muchas calorías y en cambio si nos hacen sentir hartos. Son muy nutritivos y ayudan a prevenir la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
-Consumir frutos secos, aunque tienen bastantes calorías, contienen grasa no saturada, que es la que hace bien a nuestro organismo y protege el corazón.
-Vino, una copa de vino en las comidas, ha demostrado tener efectos benéficos en la salud del corazón.
-Chocolate negro, cuando se come con moderación, es efectivo para conservar una presión arterial normal y aumentar la flexibilidad de los vasos sanguíneos.
Para bajar de peso es mucho mejor disminuir la cantidad de alimentos que se comen que saltarse alguna comida.
Podemos complementar una dieta sana que nos ayudará a envejecer más paulatinamente y mejor, con la práctica de algún ejercicio físico diario acorde con nuestras posibilidades. El comer sano y mantenernos activos son los factores claves para luchar contra el envejecimiento.
Si nos alimentamos bien, la edad sólo será un número.
Abandonarnos a determinados hábitos de vida poco saludables puede pasarnos factura antes de hora. Comer mal, no practicar ejercicio físico, fumar y beber en exceso, no sólo aumentan los riesgos de fallecimiento, sino que acortan considerablemente la vida.
Un estudio reciente calculó cuidadosamente qué pasa cuando se combinan esos malos hábitos y en cuánto aumenta el riesgo de morir. Los resultados muestran que quienes practican esos malos hábitos se ven alrededor de 10 años más viejos que otros de su misma edad que no los practican y su riesgo de morir es el mismo que el de una persona que es 10 años mayor.
Si practicas alguno de esos hábitos “poco saludables”, ¡alerta!, estas acortando tu vida, de igual forma que hacer algunos cambios en determinados hábitos puede ayudar mucho en nuestra calidad de vida.
Algunos consejos para llevar una vida sana:
Una combinación equilibrada entre la vida profesional y personal es fundamental y un primer paso a tener en cuenta
Casi todos tenemos alguna “debilidad alimenticia”, chocolate, dulces… pero hemos de ser conscientes de que “somos lo que comemos”, por ello debemos encontrar la motivación adecuada para lograr el equilibrio y disfrutar comiendo sano, sin aumentar de peso. La clave, es saber combinar bien los alimentos.
Consumir un 80% de verduras y frutas y el resto hasta el 20% repartirlo entre proteínas y grasas. Estas proteínas son, carnes magras, aunque es mejor consumir pescados y mariscos, lo más aconsejable son alimentos de “fácil digestión”. Además, beber mucha agua durante el día.
No privarnos de algún capricho, esporádico y vigilar cuando lo tomamos.
Si distribuimos la energía a lo largo del día con las cuatro comidas nuestro metabolismo se mantiene estable y no van a existir excesos de kilocalorías para almacenar.
El consumo de alimentos variados asegura la correcta incorporación de las vitaminas y minerales que nuestro organismo necesita.
Ejemplo de dieta base:
-Desayuno: Cereal, muesli o frutas. De vez en cuando, algún huevo. Si nos toca madrugar, tomarnos un té verde, un café con leche o un vaso de leche antes de la hora del desayuno.
-Comida principal: ensalada, proteína (carne blanca, a la plancha, pescado a la plancha, mariscos, carne magra) y un producto con harina, mejor integral. En esta ingesta es donde hay más variedad.
-Merienda: barra de cereal o muesli, frutos secos naturales o yogur.
-Cena: Proteína con ensalada.
Las proteínas son las principales estructuras de nuestro cuerpo, constituyen el sistema de transporte de la sangre, las membranas celulares, pelo, uñas, etc. Es imprescindible y obligatorio consumir proteínas procedentes de alimentos para mantener una buena salud.
Algunos consejos para cocinar más sano:
En las ensaladas, no usar condimentos cremosos. Mejor elegir lo natural como el vinagre balsámico, el vinagre de manzana, el vinagre de jerez y mucho limón. La miel y la mostaza también son ideales para usar como condimento.
Consumir los lácteos bajos en grasa o descremados.
Cocinar a la plancha y marinar las carnes, el pollo, el pescado y los mariscos con hierbas secas y poca sal.
Cocinar preferentemente con aceite de oliva, descartar la mantequilla y margarina.
Antes de cenar, podemos tomar un vaso de agua. Nos hará sentir más llenos y comeremos menos.
Eliminar gaseosas, bebidas de cola y las que llevan gas, usar frutas naturales para hacer aguas frescas y jugos.
No comer fritos ni empanados.
Solo por comer sano nuestro cuerpo se sentirá mejor, más ágil y ligero sin tener en cuenta los beneficios interiores que nos producirá, seamos conscientes de ello y cambiemos el rumbo de nuestra alimentación.