Emplear las manos para aliviar la tensión corporal es algo que hacemos instintivamente. Al darnos un golpe en cualquier parte del cuerpo, la respuesta automática es frotarnos la parte afectada. De esta forma liberamos la energía que desequilibra el flujo de la misma en esa parte del cuerpo, con ello buscamos el restablecimiento de la armonía entre el flujo de energía, la circulación y la tensión muscular.
Las manos desde siempre han sido un medio para suministrar cuidados, alivio y atenciones desde que dejamos de necesitarlas para caminar y empezamos a usarlas para actividades más concretas y especializadas. Las utilizamos como herramienta para muchos tratamientos.
En reflexología se usan más los dedos, para aplicar presión sobre ciertos puntos, los más conocidos están en los pies y también las manos, pero existen otros puntos reflejos en la cabeza, la espalda, todos ellos menos conocidos y menos usados pero igual de eficaces.
Los puntos de presión de pies y manos reflejan todas las partes del cuerpo, así como su actividad concreta.
En salud natural la energía que tenemos en nuestro interior la denominamos FUERZA VITAL.
Todas estas enseñanzas nos vienen de muy antiguo y del lejano oriente, siendo de Egipto el primer gravado con referencias a esta técnica, descubierta en la tumba de un faraón. En China el tratamiento de los pies estaba ligado a la acupuntura. También hay documentación en la India y de las tribus indias americanas.
En Europa no llegan hasta la Edad Media a través de los conocimientos y escritos que nos trajeron lejanos viajeros.
En el último siglo es cuando más se desarrolló el conocimiento e investigación por parte de diversos médicos que exploraron y relacionaron los efectos psicológicos como los fisiológicos del tratamiento.
Las áreas del pie en que se estancan u obstruyen los flujos generan depósitos que son sensibles o incluso dolorosos. También pueden aparecer zonas duras, tensas o con textura granulosa. Actuando sobre ellas con el masaje y la presión adecuada, estas zonas poco a poco desparecerán y se dispersaran y la parte del cuerpo refleja, a su vez se verá estimulado y podrá sanarse.
En los pies hay puntos reflejos de la totalidad del cuerpo. Por ejemplo, la columna vertebral se halla en el borde interior del pie. La cabeza se refleja en los dedos, el lado derecho de la cabeza se halla en el dedo gordo derecho y el izquierdo en el dedo gordo izquierdo, los otros dedos son zonas reflejas de los oídos, la vista. La zona del cuello se refleja en las falanges de los dedos. El tronco con sus correspondientes órganos abarca la planta de los pies. Las extremidades se hallan representadas en el borde exterior del pie
Cada extremidad contiene los reflejos de la otra extremidad del mismo lado. De este modo los hombros se reflejan en las caderas y viceversa, los codos con las rodillas, las muñecas con los tobillos. Manos y pies constituyen también un ejemplo reflejos cruzados.
Con la reflexología relajamos la tensión muscular, el efecto más inmediato es un profundo estado de relajación. Esta técnica toma en consideración la correlación entre cuerpo, mente y espíritu. Todo lo que nos sucede afecta a todos los niveles de nuestro ser.
Estudios y prácticas demuestran que se obtiene un resultado más duradero actuando sobre los puntos reflejos que tratando directamente la zona del cuerpo correspondiente.
La reflexología emplea tanto el masaje como la estimulación específica de los reflejos para alcanzar una mejora a largo tiempo, la reflexología es algo más que un masaje en el pie y puede resultar según se aplique tanto relajante como estimulante.
Cuando en el cuerpo hay un exceso de toxinas acumuladas el tratamiento puede producirse lo que se llama una CRISIS CURATIVA que se puede presentar en forma goteo de la nariz o un incremento de sudor u orina, si las sustancias acumuladas son sentimientos pueden crear un poco de malestar emocional. Sean cuales sean las reacciones, significa que nuestro cuerpo reacciona al tratamiento y los síntomas pasaran en poco tiempo, dando paso al bienestar.
El masaje empieza con la preparación del pie, calentamiento y relajación del mismo, durante el tratamiento conviene masajear abundantemente las diferentes áreas, conviene empezar por las zonas que denotan molestia o dolor y para finalizar es conveniente acabar con un suave y regresivo masaje relajante. El masaje irá acompañado de rotaciones, extensiones y flexiones en tobillos y dedos para liberar y hacer circular la sangre y los nervios correspondientes.
Cuando existe un problema los TRATAMIENTOS NATURALES no se limitan a tratar solo la zona enferma sino que le tratan en su conjunto con lo que no solamente se liberan las molestias locales sino que trata también las causas del problema.
Es importante prestar atención a todo lo que el acompañante y nosotros notemos en el pie. En el caso de encontrar puntos o zonas dolorosas debe aplicarse un masaje suave, es importante dejarse llevar por los comentarios de la otra persona pero tampoco hemos de eludir esas zonas ya que precisamente esas necesitan ayuda.