Siempre me ha resultado curiosa la sabiduría popular, en el sentido de que suele acertar en el fondo, aunque en realidad pocas veces sepa explicar de qué se habla realmente. Supongo que a todos nos pasa en temas en los que somos profanos. En lo que respecta a los alimentos, abundan los refranes, los dichos y las coletillas, todas recogidas de esa sabiduría popular, ya que comer es un "vicio" que tenemos todos.
La vitamina C o ácido L-ascórbico es una vitamina
hidrosoluble que se puede encontrar principalmente en vegetales, como fresas, patatas, pimientos, cítricos, etc. Su importancia en la dieta reside en que es un nutriente esencial, lo que quiere decir que nuestro organismo no es capaz de sintetizarlo, pero lo necesita para funcionar de forma normal. De hecho, esta vitamina es indispensable para mantener la estructura normal del organismo (tendones, cartílagos, huesos, dientes, piel, encías) e interviene en importantes reacciones metabólicas, como la producción de colágeno, la metabolización de grasas y la absorción de hierro. (Por cierto, esta última característica es la que explica que se recomiende beber zumo de naranja cuando se comen lentejas, por ejemplo). La gran importancia de la vitamina C, que hace que su participación sea indispensable en un número notable de reacciones metabólicas, se debe a que es un
agente reductor, o dicho de otro modo, es un
antioxidante. ¿Qué significa esto?
Reacciones redox Existe un tipo de reacciones químicas llamadas de
reducción-oxidación o simplemente redox, en las que los
reactivos intercambian electrones. Es decir, uno de los reactivos, que recibe el nombre de agente reductor, suministra
electrones de su estructura química al medio, aumentando su
estado de oxidación, o sea, siendo oxidado. El otro reactivo que interviene en la reacción, que recibe el nombre de
agente oxidante, tiende a captar esos electrones, quedando con un estado de oxidación inferior al que tenía, es decir, siendo reducido. En el caso que nos ocupa, el agente reductor (el que se oxida) es la vitamina C, que cede sus electrones al agente oxidante (que se reduce), que es el oxígeno.
Hay que tener en cuenta que no solamente se oxida la vitamina C de la superficie del zumo, es decir, la que está en contacto con el aire, sino que también lo hace la del resto del vaso, ya que en dicho zumo también hay oxígeno disuelto. Lógicamente, la oxidación se ve favorecida si se agita el zumo, ya que se facilita la reacción entre el oxígeno y el ácido ascórbico.
ConsecuenciasSi la vitamina C se oxida, pierde su propiedad más importante, que es la de ceder electrones (ya se los cedió al oxígeno), lo que provoca que no pueda intervenir en el desarrollo de ciertas reacciones metabólicas dentro de nuestro organismo. Esta vitamina puede degradarse también por otros factores, como la temperatura (si se calienta o se refrigera el zumo), la concentración de sal y azúcar, el pH, la presencia de ciertas
enzimas, la luz y la presencia de
catalizadores metálicos. Es necesario entonces, hacer caso de los consejos de nuestros padres y beberse el zumo cuanto antes.
NotaEn la industria alimentaria, el ácido ascórbico (E-300) se emplea de forma habitual como aditivo debido a que actúa como antioxidante: en presencia de oxígeno se oxida, lo que impide que se oxide el alimento al que acompaña. Pero de eso hablaremos otro día.
FuentesTannebaum, S. R., Archer, M. C. y Young, V. R. (1985). Vitamins and minerals. En O. R. Fennema (Ed.), Food chemistry (2nd ed.) (pp. 488–493). New York: Marcel Dekker.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vitamina_C