Existen alimentos y nutrientes con acción antiinflamatoria y antioxidante que ayudan a prevenir algunas dolencias articulares y a mejorar sus síntomas
Los trastornos articulares de distinta índole son un mal que aqueja a gran parte de la población. La artrosis, uno de los más comunes y limitantes, se estima que ocupa el 10% de las visitas al médico de atención primaria. Laosteoartritis, la forma más común de artrosis, afecta cada día a más jóvenes como consecuencia de lesiones deportivas graves o de la obesidad. El común denominador de muchas de las dolencias osteo-articulares responde a procesos degenerativos, inflamatorios (como la artritis reumatoide) y crónicos que se producen al verse afectados el cartílago, los tendones o el hueso subcondral. La nutrición es clave en la prevención de algunos de estos trastornos y en la mejora de sus síntomas si se priorizan los alimentos y los nutrientes con acción antiinflamatoria y antioxidante. El siguiente artículo ofrece consejos sobre qué comer y qué evitar o reducir cuando sufrimos de las articulaciones, y explica cuáles son los nutrientes indispensables para los huesos.
Dentro de la amplia gama de alimentos, hay algunos cuya presencia habitual en la dieta garantiza una saludable nutrición ósea y muscular. De ellos se destaca su contenido en magnesio, elemento que aparece reflejado en las 'Tablas de composición de alimentos', a diferencia de silicio y azufre. Son los que siguen:
Hay alimentos que favorecen la inflamación, lo que empeora el molesto dolor articular
Hay alimentos que tienen componentes que favorecen la inflamación, lo que empeora el molesto dolor en personas aquejadas de trastornos articulares. Entre los principales se incluyen las verduras de la familia de las solanáceas, como eltomate, la berenjena, la patata y el pimiento. También pertenece a esta familia botánica la planta del tabaco, de ahí que fumar que es evidente que es nocivo para la salud, los sea de forma particular para quienes sufren dolencias articulares. Esto motiva que no sea aconsejable el consumo frecuente y en abundancia de dichos alimentos en personas con artritis.
Comprobar el grado de sensibilidad hacia estas hortalizas es sencillo. Basta con evitar su consumo durante varios meses, una temporada. Como contrapartida, conviene aumentar la ingesta de vegetales, que incluye legumbres, cereales integrales, frutas (no ácidas) y hortalizas (excepto las solanáceas) que proporcionan sales orgánicas de potasio, de magnesio y bicarbonatos, todos ellos con efecto amortiguador y protector.
De entre todos los nutrientes que existen, hay algunos que sirven de manera específica a la nutrición ósea, la metabolización, la regeneración de los huesos y su mantenimiento saludable, así como al eje osteo-articular. Ellos son las proteínas, ciertas vitaminas (D y C) y minerales como el azufre, el magnesio o el silicio, además del calcio y el fósforo. Los minerales, de hecho, tienen un papel muy relevante, cada uno con una función específica en el metabolismo óseo y articular, lo cual refleja su importancia.
El aumento de la prevalencia de las dolencias articulares, su cronicidad y la falta de terapias eficaces explica el creciente interés en el uso de suplementos dietéticos como agentes terapéuticos. La glucosamina y el sulfato de condroitina son dos de los complementos nutricionales más conocidos por el colectivo de personas con algún tipo de afectación osteoarticular que curse con degeneración o dolor como la osteoartritis y la artritis reumatoide. Sendas sustancias son esenciales para mantener lubricadas las articulaciones y colaboran en la regeneración y reparación del cartílago dañado.
Un documento actualizado sobre la eficacia de estos compuestos en el tratamiento de la artrosis firmado por especialistas del Hospital Universitario de La Princesa y de la Universidad Autónoma de Madrid, avala su seguridad y eficacia de uso. La revisión refiere resultados de ensayos clínicos y metaanálisis que coinciden en concluir que el condroitín sulfato es más eficaz que el placebo en reducir el dolor espontáneo, aumentar la capacidad funcional y disminuir la ingesta de medicación. Otros ensayos también demuestran que tras un tratamiento continuo durante meses o años, el condroitín sulfato reduce de manera significativa la pérdida de la anchura del espacio articular propia de la artrosis, disminuye la pérdida de cartílago y el deterioro del hueso subcondral.
En otros estudios se comprobó que, tras varios años de seguimiento con sulfato deglucosamina, se retrasó la progresión de la artrosis y se redujo un 57% la necesidad de artroplastia de rodilla. El uso médico de estos compuestos está avalado por sociedades científicas nacionales, como la Sociedad Española de Reumatología (SER) e internacionales, como la European League Againts Rheumatism (EULAR y la Osteoarthritis Research Society Internacional (OARSI).