Las llamadas 'bebidas isotónicas' son un tipo de bebidas con un perfil nutricional de azúcares y de sales minerales diseñado para cubrir necesidades especiales en personas con cierto rendimiento deportivo. El alto contenido en azúcares de este tipo de bebidas hace que no sean recomendables para los niños en general, ni para los niños que practiquen deportes. El esfuerzo físico que desarrolla el niño no es tan elevado como para necesitar un aporte extraordinario de azúcares y sales minerales más allá del que le proporcionarán los alimentos comunes que ingiera para almorzar, comer, merendar o cenar, en función del horario del actividad física, de entrenamiento o de competición. A modo de ejemplo, un niño que bebe medio litro de estas bebidas ingiere entre 30 y 40 gramos de azúcares, equivalentes a cuatro sobres de dicho endulzante. Es una cantidad de azúcares de absorción rápida desproporcionada para el esfuerzo físico realizado. Hay suficientes evidencias sobre el vínculo entre la ingesta de bebidas azucaradas y el exceso de peso como para desaconsejar a los niños su consumo entre horas. Además, el niño se acostumbra a un sabor dulce pronunciado por lo que no resulta un buen hábito ya que pueden acentuar su apetencia por el dulce.