En condiciones normales, las moléculas de agua se atraen entre sí en todas las direcciones, pero cuando están en una superficie, su relación cambia: las que se hallan en contacto con el aire se unen con más energía, como si formaran una malla. Lo que ocurre es que se trata de una asociación frágil, y cualquier desequilibrio en la consistencia de la pared molecular acaba pinchando esa burbuja.
La larga vida que les insufla el jabón se debe a que este incorpora sustancias tensoactivas: sus moléculas crean una película por encima y debajo de la capa de agua y reducen su tensión superficial gracias a un fenómeno físico que se conoce como efecto Marangoni. Así, las pompas se estabilizan y duran más.
Si quieres hacerlas enormes puedes utilizar otros ingredientes, como el detergente para lavar platos y la glicerina, que le aportan una consistencia extra.