A pesar de que se haya hecho popular la anorgasmia como disfunción femenina, la verdad es que puede afectar tanto a hombres como mujeres.
Las mujeres suelen verse afectadas por factores principalmente emocionales como el estrés, una preocupación recurrente, el exceso de trabajo, la falta de comunicación con la pareja o el compaginar la vida laboral con la familiar. Por su parte, los hombres suelen verse afectados por la ansiedad y por sus pensamientos, como el querer satisfacer a la otra persona o el ser capaces de “dar la talla”. Todas estas variables impiden que la pareja se relaje y disfrute de su relación sexual con total libertad, sin estar pendientes del reloj, del lugar o de las preocupaciones externas.
Si bien, debemos saber que además de ser diferentes los factores desencadenantes, los mecanismos que dificultan la llegada al clímax también lo son.
En un reciente estudio publicado en la revista Clinical Anatomy, los investigadores realizaron el análisis de una serie de investigaciones previas relacionadas con la anatomía sexual y la capacidad de alcanzar el orgasmo. Su atención se centró en una serie de factores como el tamaño del pene, la estimulación del “punto G”, o los beneficios del orgasmo.
Los resultados hallaron que en los hombres juegan un papel principal los sistemas nerviosos simpático y parasimpático a la hora de alcanzar el orgasmo. Mientras que en las mujeres el clítoris sigue siendo considerado la principal estructura para alcanzarlo, incluyendo su extensión que se encuentra dentro de la pared anterior de la vagina (el famoso punto G).
Por lo tanto, los hombres necesitarán realizar un examen médico para determinar cuál es la causa que está influyendo en esta respuesta. Si la causa funcional es descartada, estaremos frente a una disfunción, probablemente, psicológica. Por su parte, las mujeres pueden solucionar el alcanzar el orgasmo practicando una posición sexual que logre estimular el clítoris o la pared anterior de la vagina como suele ser ella encima, o la postura del “misionero”.
No obstante, si queremos enriquecer nuestra vida sexual debemos ser más conscientes de nuestros cuerpos, saber que una relación sexual implica toda la piel y todo el cuerpo, no solo la parte de los genitales. De esta forma lograremos disfrutar de unas relaciones sexuales plenas. Como menciona la doctora Leslie Hoffman del Departamento de Anatomía de la Universidad de Medicina de Indiana, “los orgasmos son un fenómeno complejo que involucra tanto aspectos psicológicos, como fisiológicos y anatómicos”.
Raquel Graña es psicóloga, sexóloga y coach educativa