Uno de los problemas más complicados de la ingeniería espacial es saber qué hacer con los deshechos de la digestión humana. O sea, con el pipí y el popó.
¿Sabes qué es lo primero que hace un astronauta cuando viaja al espacio? Eso es, pis. De hecho, el inodoro espacial es el primer dispositivo que se activa, justo después de que los astronautas se desabrochan los cinturones de seguridad. Esto es así porque la ausencia de la gravedad hace que los fluidos se distribuyan uniformemente alrededor de sus cuerpos: los riñones detectan el movimiento de esos fluidos y se activa una reacción fisiológica que obliga a los astronautas a ir al baño en las dos horas posteriores al lanzamiento.
Si hay algo que no ha cambiado mucho desde las misiones Apolo a la Luna son los retretes espaciales. Los primeros hombres que pisaron nuestro satélite llevaban pegados a su trasero las bolsas con sus deshechos naturales, al igual que los demás astronautas que fueron detrás de ellos. Es por eso que en nuestro satélite hay 96 bolsas de orina, heces y vómitos que los futuros turistas espaciales deberán tener cuidado de no pisar. O quizá se acaben convirtiendo en restos históricos, al mismo nivel que lo que quedó en nuestro planeta del módulo de aterrizaje del Apolo 11.
Para hacer pipí y popó en la Estación Espacial Internacional los astronautas deben entrenarse en tierra. Lo primero se hace con una especie de manguera-condón que tiene distinta forma ya sea un hombre o una mujer quien lo utilice. De ahí se bombea a un dispositivo especial, donde se recicla y se acaba usando como agua: los astronautas se beben su propio pis.
Para hacer aguas mayores se usa una especie de bolsa de plástico con una entrada estrecha, por lo que hay que apuntar bien. Por eso durante su entrenamiento simulan hacerlo en un retrete falso y una cámara colocada en el fondo del mismo le dice si están bien alineados...
Del retrete la caca pasa a almacenarse en contenedores de aluminio, pero hay algunos científicos que le han buscado un importante uso: si emplastamos por fuera las paredes de la estación espacial servirá como escudo contra la peligrosa radiación cósmica.
Sea como sea, la mejor solución es no tener que ir al baño o ir lo menos posible; una solución de principio de tubería. Así que la dieta de los astronautas suele ser comida rica en proteínas que deja pocos residuos.